Hay quienes aseguran que la tecnología debe usarse para ayudar a resolver la soledad, por cuanto la gente está muy interesada en la tecnología, y también hay algunos que están dispuestos a probar que eso es cierto. La noche del miércoles, en más de 1.600 restaurantes de más de 325 ciudades de todo el mundo, aproximadamente 20.000 personas se reúnen para cenar con completos desconocidos. Timeleft los junta (una aplicación francesa que lleva un año y medio organizando cenas improvisadas entre desconocidos de todo el mundo) y quién se considera una pequeña, pero útil contribución a la lucha contra la soledad global. Por supuesto, resulta irónico el uso de la tecnología para unir a las personas y facilitar la amistad, teniendo en cuenta el rol que ha desempeñado la tecnología (especialmente las redes sociales y todo tipo de aplicaciones de entrega a domicilio) en el debilitamiento de los lazos sociales y de las interacciones improvisadas.
El deterioro de la interacción en persona, la disminución de lugares para la socialización y el aumento de la soledad explican en parte por qué los grupos de fitness, desde Crossfit hasta la multitud de clubes de corredores que surgieron a partir de la pandemia, se convirtieron en partes tan clave de la vida social de muchos en los últimos años. Aparte de Timeleft, aplicaciones sociales de la vida real incluyen a Partiful, el «Eventbrite para la generación Z»; Posh, el autoproclamado TikTok para eventos; y 222, que conecta a los usuarios con eventos locales después de que realizan una prueba de personalidad en línea. Esta ola actual de aplicaciones sociales también trata de llenar ese vacío. Y quizás lo más importante es que, al organizar eventos grupales, permite a sus usuarios evitar la sensación de rechazo, común en las aplicaciones de citas, que puede resultar de las interacciones uno a uno.
La fórmula es simple: los grupos funcionan, los extraños funcionan y la comida es un denominador común. Incluso la buena tecnología lucha por reunir a diferentes personas que realizan diferentes actividades en horarios mutuamente convenientes. Y organizar una cena todos los miércoles parecía la cadencia adecuada. Los comensales compran un boleto para la cena por U$16 (hay suscripciones para múltiples fechas disponibles) y luego completan una encuesta en la aplicación que ayuda a emparejarlos y crear un grupo de seis. Los grupos están organizados para que los asistentes tengan menos de 10 años de diferencia de edad, que haya una mezcla equilibrada de hombres y mujeres y de introvertidos y extrovertidos. El algoritmo, que el año pasado ingirió datos de casi medio millón de comensales, también evita sentar a un grupo en el que todos quieren hablar de política. El martes antes de la cena, los usuarios reciben una breve presentación. El miércoles, los comensales se presentan, piden, socializan y pagan su propia comida. Si están disfrutando de la noche, pueden pasar a un segundo bar, donde se reúnen diferentes grupos de Timeleft.
La aplicación ha recibido críticas positivas de usuarios de todo el mundo. A pesar de comenzar en Europa, la ciudad de Nueva York es el lugar con mayor número de miembros para la aplicación, con multitudes de más de 300 personas que se presentan a los eventos del bar. En general, aproximadamente el 60% de los usuarios vuelven para otra cena el mes siguiente.
Se hace referencia a Smartphones are making people lonely. This app thinks it has the cure. La imagen es cortesía de Bing Image Creator.
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