El trabajo remoto es un asunto que levanta pasiones. Muchos empleadores importantes están ordenando el regreso de los trabajadores a la oficina. En las últimas semanas, Dell, un fabricante de hardware, y JPMorgan Chase, un banco, han emitido decretos similares. Se suman a una lista creciente que incluye a AT&T, Amazon e incluso el gobierno estadounidense. Las empresas insisten en que los mandatos impulsarán la productividad. Muchos trabajadores lo ven como una forma de reducir el personal sin despidos masivos.

Si el objetivo es reducir los costos, pudiera haber una forma más sencilla: un salario más bajo para los trabajadores remotos. Un nuevo estudio indica que muchos aceptarían el trato. Los trabajadores tecnológicos están dispuestos a aceptar un recorte salarial del 25% a cambio de trabajos total o parcialmente remotos. Eso sugiere que el trabajo remoto es mucho más que un beneficio. Si los trabajadores lo valoran más de lo que a los jefes les desagrada, debería haber margen para la negociación.

Los autores de esa encuesta llegaron a esta estimación analizando ofertas y aceptaciones de trabajo en el mundo real, controlando el tipo de empresa, los beneficios y el costo de vida local, a fin de aislar el impacto del trabajo remoto. Sus hallazgos contrastan con los de otra encuesta, que encontró que los trabajadores estadounidenses, en promedio, aceptarían solo un recorte salarial del 8% por un horario híbrido, y solo uno de cada cinco estría dispuesto a aceptar un recorte del 15% o más. La discrepancia puede deberse a la metodología. La primera encuesta mencionada rastrea las compensaciones que realmente se hacen. Las diferencias entre las muestras también pueden ser importantes. Los trabajadores tecnológicos, que tienden a tener mayores ingresos, pueden dar una mayor importancia a la flexibilidad que la fuerza laboral en general.

Históricamente, los beneficios con un valor monetario claro han tenido un costo para los salarios, provocando disminuciones. Si el trabajo remoto es, como la provisión de beneficios, costoso para las empresas, pero valioso para los trabajadores, los salarios deberían seguir el mismo patrón. Sin embargo, en la mayoría de los casos hasta ahora no ha ocurrido. Las políticas de recursos humanos generalmente apuntan a la equidad interna para evitar el resentimiento. También puede haber riesgo legal. Una explicación pudiera ser que las empresas son reacias a crear brechas salariales visibles entre los trabajadores remotos y los que trabajan en la oficina. Adicionalmente, como las mujeres tienen más probabilidades de trabajar a distancia, la reducción de los salarios de los empleos a distancia podría conducir indirectamente a una brecha salarial de género, que las empresas preferirían evitar.

Otra explicación es que el trabajo a distancia se ha convertido en una moneda de cambio. En lugar de reducir los salarios, las empresas utilizan la flexibilidad para atraer y retener a los mejores empleados. Tomemos el caso de un especialista en inteligencia artificial que gana 250.000 dólares en Amazon. Si el gigante tecnológico le ordena que vuelva a la oficina, un rival menos prestigioso puede no igualar el salario, pero podría atraerlo con una oferta de trabajo a distancia. La flexibilidad también ayuda a la retención. En la encuesta de Bloom se detecta que las políticas híbridas reducen las tasas de abandono entre los ingenieros en un tercio.

¿Qué sucederá cuando las condiciones del mercado laboral empeoren? Si los trabajadores tienen menos opciones, las empresas pueden ya no necesitar competir ofreciendo trabajo a distancia. En cambio, pueden empezar a incluirlo en los precios, ofreciendo salarios más bajos para puestos a distancia, sabiendo que los buscadores de empleo tienen menos opciones. Algunos signos de ese cambio también son ya evidentes. Las tasas de empleo de las mujeres de mediana edad y de las personas discapacitadas han aumentado, y muchas de ellas han podido aceptar el trabajo a distancia, pero sus salarios en estos nuevos puestos están cayendo.

Realmente, los trabajadores odian las órdenes de volver a la oficina. Cuando JPMorgan anunció el cambio, tuvo que desactivar los comentarios en su publicación en línea después de una feroz reacción negativa. En Dell, casi la mitad de los empleados optaron por seguir trabajando a distancia el año pasado, incluso cuando los jefes dejaron en claro que no serían ascendidos si lo hacían. De todos modos, a los trabajadores puede que termine gustándoles aún menos lo que puede ocurrir a futuro.

Se hace referencia a When will remote workers see their pay cut? . La imagen es cortesía de Bing Image Creator.