WhatsApp le ha provisto a gente en el mundo entero una forma segura de comunicarse a través de mensajes encriptados, más allá de la vigilancia del estado y de otros. Esa comunicación sin costo y privada ha sido maravillosa para poblaciones vulnerables como migrantes, disidentes y activistas políticos. Pero WhatsApp es también una nueva fuerza para la desinformación global, para los trucos políticos y para la propagación de rumores peligrosos. En meses recientes, esta aplicación de mensajería propiedad de Facebook y con más 1.500 millones de usuarios, ha creado nuevas y alarmantes dinámicas políticas y sociales. WhatsApp es una realidad poderosa y permanente y habrá que aprender a minimizar, pero también a convivir con los problemas que pueda generar.
En Brasil y en Kenia, durante campañas presidenciales, rumores en WhatsApp han sido el vector primario para teorías conspirativas y desinformación política. En la India, mensajes falsos referidos a secuestros de niños se viralizaron en WhatsApp, llevando a violencia colectiva y a la muerte de docenas de personas.
No se trata de una plataforma de difusión y precisamente esa sensibilidad natural de grupos muy unidos hace que los rumores sean tan perniciosos. La familiaridad en WhatsApp genera confianza, lo cual generalmente produce algo muy positivo desde la perspectiva social. Sin embargo, en situaciones de rápida evolución con muchos desafíos – desastres naturales, guerras, ataques terroristas o elecciones – la confianza se revierte y puede convertirse en una fuerza detrás de la viralidad de la falsedad.
Estadísticas
Las personas le dedicaron 85.000 millones de horas a WhatsApp en los últimos tres meses. Eso equivale a 3.500 millones de días y 11.425 horas por cada ser humano en el planeta. Por cierto, Facebook solo consumió 30.000 millones de horas. WhatsApp es el medio global más utilizado, siendo el orden: 1. WhatsApp, 2. WeChat, 3. Facebook, 4. Messenger, 5. Pandora, 6. YouTube, 7. Instagram, 8. Twitter, 9. Google Maps y 10. Spotify.
Velocidad y Cobertura
Lo que diferencia a WhatsApp es velocidad y cobertura. En Brasil, Sur-África, Arabia Saudita y la mayor parte de Europa, WhatsApp funciona como una herramienta de comunicaciones de propósito general. Se le utiliza para chatear, para compartir humor, para intercambio de fotos, para memes, para noticias, para actividad política. En Brasil, más de 120 millones de personas usan el servicio, el cuál es además no cuenta contra el plan de data. Los problemas en WhatsApp en Brasil son principalmente función del ambiente roto en lo político y en los medios. No existen muchas fuentes confiables y con ello se refuerzan creencias cuando se ve algo falso en WhatsApp.
El contenido en WhatsApp
A diferencia de Facebook, Twitter o Instagram, WhatsApp no es una red social. Es una aplicación muy básica de mensajería en donde la mayoría de las conversaciones son privadas y no tienen mediación de ningún algoritmo que pretenda amplificar la participación. Como consecuencia del diseño, WhatsApp tiene muy poco control sobre cuál contenido se propaga y ni siquiera el fabricante puede ver lo que está ocurriendo en WhatsApp, ya que el servicio encripta automáticamente. Por lo tanto, tratar de controlar se convierte en un problema real.
El Rumor Involuntario
En Israel hace varios años ocurrió el secuestro de tres jóvenes, que habían estado haciendo auto-stop y aparecieron muertos dos semanas después, y se generaron muchos rumores en WhatsApp durante ese lapso. En un estudio realizado se determinó que la mayoría de la información había provenido de periodistas y otros civiles que habían usado WhatsApp para filtrar información a su familia o colegas en grupos pequeños, presumiendo que las conversaciones eran privadas. Es la historia de poca gente que había confiado en otros, donde cada uno reenviaba información que consideraba importante y necesaria para sus amigos y colegas. Naturaleza humana, no es fácil inhibirse de la tendencia a compartir.
Límites en viralidad
Después de la violencia colectiva en la India, la empresa instituyó reglas para limitar la “viralidad”. Hay una restricción de un máximo de 20 chats hacia donde reenviar conversaciones específicas, con un límite de 256 personas por grupo (donde el promedio por grupo en WhatsApp es 6). En la India se limitó a 5 chats. En la realidad, la mayoría de las discusiones en WhatsApp no son reenvíos virales, sino más bien conversaciones íntimas entre individuos o pequeños grupos.
Se hace referencia a “The Problem With Fixing WhatsApp? Human Nature Might Get in the Way “https://nyti.ms/2D8ErcC, “People Spent 85 Billion Hours In WhatsApp In The Past 3 Months” y “ Los ‘whatsapps’ de una campaña envenenada” .
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