La transformación de todos los sectores de la economía es un proceso que está en marcha y en forma acelerada, por supuesto impulsada por la tecnología. Esta permitió al mundo sobrevivir la pandemia del Covid-19 en condiciones extraordinariamente superiores a los de la Fiebre Española hace cien años, donde los muertos excedieron a la actual entre 40 a 70 veces. Adicionalmente, la tecnología permitió, que a pesar del cierre de los países muchas empresas y servicios pudieran continuar operando y aparecieran nuevos negocios. En el sector de la educación superior ya se están discutiendo los planteamientos de transformación a los que obligan las posibilidades de la educación remota.
Cuando la pandemia del Covid comenzó temprano en 2020, las universidades se viraron hacia la enseñanza remota obligados por las necesidades. Al prohibirse los encuentros presenciales de grandes grupos, la enseñanza remota paso a convertirse en la menos mala de las opciones frente a la posibilidad de no poder dar clases en absoluto. Dos años más tarde, algo inesperado está ocurriendo. Están apareciendo voces respetadas planteando que la enseñanza universitaria remota puede ser mejor que la presencial y si ello fuera cierto las implicaciones serían profundas. En todo caso, para muchos cursos universitarios, la instrucción remota está resultando mucho más efectiva que lo que muchos anticipaban y algunas razones obvias son que las redes de comunicaciones y los dispositivos actuales permiten una telepresencia de mayor calidad que aquello que era posible hace una década y además una gran cantidad de estudiantes e instructores han adquirido dominio del software de aprendizaje remoto.
La adopción masiva de Zoom en la educación universitaria ha creado un efecto de red, donde su utilidad como una herramienta instruccional es amplificada por el número de personas que se han familiarizado con su uso. La calidad de una clase remota sincrónica (en vivo, en lugar de ser pre-grabada) puede ahora competir – y en algunos aspectos exceder – a su equivalente presencial.
Mayor amplitud en estilos de enseñanza
La instrucción síncrona remota permite un mayor conjunto de interacciones. La ventana de chat de Zoom frecuentemente se convierte en una cadena continua y valiosa de ideas, reacciones y de enlaces de Internet. Los estudiantes preguntan y responden preguntas del instructor y entre ellos mismos, ofrecen pensamientos y reaccionan a comentarios de sus colegas. No existe analogía a esta forma de conexión en una clase tradicional. Hay estudiantes que son reacios a participar en clases presenciales, pero se sienten cómodos en la función de chat en las clases remotas, proveyendo comentarios escritos o preguntas. Seguramente se perdieron muchas reflexiones y perspectivas en las clases presenciales anteriores a la pandemia.
Otra ventaja para la enseñanza remota es la habilidad expandida de invitar expositores invitados. La ineficiencia de los traslados requeridos para los ponentes invitados era inmensa, con frecuencia se consumía un día y a veces hasta más, para dar una clase de 60/90 minutos en otra universidad. En el formato remoto, las apariciones de invitados le requieren a estos una o dos horas, y ello adicionalmente incrementa el universo de personas disponibles.
Retos en los ambientes remotos
Un ambiente remoto facilita cierto tipo de interacciones, pero puede ser disuasivo para otras situaciones. Una desventaja clave es que no es aplicable a un cierto tipo de cursos, que incluye laboratorios de química y clases de estudios de arte, entre otros. El aprendizaje remoto también puede ser aislador. La clase remota no permite las interacciones espontáneas antes, durante y después de las clases. Se trata de un mecanismo importante para encontrar compañeros de estudio para proyectos de la clase y en forma general para socializar y conocer a los colegas.
También hay consideraciones sobre equidad en el enfoque remoto, ya que no todos los estudiantes tienen acceso en su hogar a ancho de banda o equipos confiables. Por supuesto, también existen temas de equidad en el ambiente presencial, por cuánto tampoco están todos los estudiantes necesariamente en condiciones para vivir en el campus o de cubrir los gastos de traslado local. Adicionalmente, el estar en casa libera tiempo para otras actividades con o sin remuneración económica. Como ejemplo, provee posibilidades para cuidar a personas mayores que limitan la flexibilidad de los que se deben trasladar.
Repensando la enseñanza remota universitaria
Las nociones preconcebidas de muchos profesores universitarios sobre la supuesta inferioridad de las clases remotas han sido probadas incorrectas. Esto tiene implicaciones muy profundas, ya que puede poner en duda todo el modelo universitario actual. Las instalaciones físicas pasan a tener menos importancia y aumenta la relevancia de la infraestructura tecnológica y la calidad del software. En el caso de Estados Unidos, el modelo incluye las facilidades residenciales y es un componente de un negocio multimillonario y parte del ámbito cultural del país.
Un análisis objetivo, resultado de la experiencia de la pandemia, tendría que admitir que gracias a la tecnología, el aula de clases en el campus, el centro simbólico y real alrededor del cual la universidad ha sido construida, ya no requiere una sala física. Es posible que todavía no se está listo para rediseñar totalmente la educación universitaria, aprovechando las oportunidades creadas para maximizar la participación estudiantil y de calidad instruccional, accesibilidad y equidad. En todo caso, el futuro tendrá un ecosistema educativo muy diferente al actual.
Se hace referencia a Online college classes can be better than in-person ones. The implications for higher ed are profound. También aparece en mi Portal . La imagen es cortesía de pixabay.
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