Vivimos un mundo muy diferente y este seguirá cambiando en forma acelerada. La tecnología ha tenido tanto impacto en todos los aspectos del quehacer diario que para balancear la vida cotidiana con la tecnología es necesario proteger al cerebro. Ese planteamiento aparece en el libro del Dr. Carl Marci, un reconocido psiquiatra, y allí se provee información interesante y reflexiones para evitar que el cerebro se haga adicto a la tecnología, particularmente en el caso de los más jóvenes. Se desarrollan aspectos del funcionamiento del cerebro, de los hábitos y de las adicciones.
Los cerebros humanos están particularmente cableados para las interacciones sociales
El cerebro humano tiene alrededor de 60.000-80.000 millones de neuronas, cada una de ellas realizando entre 10-20.000 conexiones entre ellas. Se le considera una de las entidades más complejas del universo conocido. Al mismo tiempo es particularmente vulnerable, especialmente temprano en la existencia. Los humanos forman en los años iniciales de su vida vinculaciones y apegos que afectan las relaciones futuras: se generan amistades que influyen lo que se ve, lo que usa y aquello que se dice; se trabaja en grupos que forman sociedades y que construyen tecnologías increíbles; se mantiene la conexión con personas queridas a través de toda la vida.
Los humanos están cableados para las interacciones sociales. El cerebro humano está dotado de una red de neuronas que obligan a formar vinculaciones y enlaces sociales a través de múltiples décadas. La corteza prefrontal es un área clave para las conexiones sociales y un factor clave para nuestro éxito como especie. Una corteza prefrontal sana es la diferencia ente distracción y foco, entre reacción y reflexión y entre impulso y profundización. Aun cuando la corteza prefrontal no genera emociones, es crítica para interpretar el mundo de las emociones. Así también es clave para la empatía y los fuertes lazos sociales y su salud está bajo asedio en la Era Digital.
El impacto del teléfono inteligente
El indicador que los historiadores aplican para considerar a las tecnologías como transformadoras es una penetración de mercado de dicha tecnología de 40-75%. A la electricidad le tomó 15 años, a las computadoras e Internet 10 años y al teléfono 5 años. La introducción del iPhone solo requirió 3 años y es hasta la fecha la adopción más rápida de tecnología. Esa tasa de adopción tuvo muchas consecuencias y una de ellas fue el desplazamiento masivo de la forma en que se consumen los medios en la sociedad. Para 2002, el estadounidense promedio consumía de 6 a 8 horas diarias de medios (principalmente TV, radio, video cassettes). Hoy en día la cantidad prácticamente se duplicó. Como resultado de dedicar tanto tiempo a los teléfonos inteligentes y del creciente número de Apps, que penetran cada aspecto de la vida, se está usando tecnología como un regulador del estado de ánimo. Ya no se soporta el aburrimiento, por cuánto no tiene que ocurrir – el estímulo y la recompensa están al alcance del brazo. Ello altera la relación con los padres, debilita los lazos con los amigos y disminuye la capacidad de la corteza prefrontal mientras las personas se distraen, se aislan y se deprimen más.
Para administrar el uso del teléfono inteligente es necesario entender las etapas del desarrollo humano
El cerebro humano pasa por una transformación impresionante desde el nacimiento hasta la adultez y se tiene un muy buen conocimiento de cómo y cuándo ocurren dichos cambios. Cómo niños jóvenes se atraviesan varios hitos, los cerebros están creciendo y cambiando en formas profundas. Hasta los 3 años de edad, la habilidad de los niños de aprender de la mayoría de los videos es extremadamente limitada.
Cuándo se pasa a la adolescencia, el cerebro entra en una fase caracterizada por la vulnerabilidad en el desarrollo. Al ser secretadas las hormonas, los centros de emoción y recompensa avanzan mucho más rápido que la corteza prefrontal, la cual requiere por lo menos una década más para completar su proceso de maduración. Frente a esto aparecen las plataformas de redes sociales, con la retroalimentación y la recompensa inmediata a través de imágenes de alta calidad y curadas y con la promesa del “mayor disfrute”. El aluvión constante de métricas y de microagresiones de las redes sociales cae sobre el cerebro adolescente, quién se encuentra enfrentando temas de autoestima y de pertenencia en el mundo. Esto es un récipe para producir trastornos por déficit de atención e hiperactividad, ansiedad, depresión y suicidio adolescente. Incluso adultos, con una corteza prefrontal madura, no son inmunes a las tentaciones de responder a cada ping de un App o al ring de un mensaje.
No todos los hábitos tecnológicos son adicciones, pero todas las adicciones tecnológicas empiezan como hábitos
Existe una continuidad entre hábitos sanos y adicciones nocivas y la clave es la salud de la corteza prefrontal. Los hábitos son rutinas que se desarrollan para ahorrar tiempo y para preservar la capacidad cognitiva para tareas más complejas. Existen muchas cosas maravillosas asociadas a los medios móviles, a la información y a la tecnología de comunicaciones. Pero se dispone de una extraordinaria cantidad de poder computacional con acceso total a Internet y a un mundo de tentaciones y de excitación. A veces los hábitos se deslizan y se convierten en adicción. Todos los seres humanos se encuentran en cierto nivel de riesgo, pero hay un conjunto de personas que han desarrollado hábitos problemáticos alrededor de las apuestas, de las compras, de las redes sociales y de la pornografía. Esto proviene parcialmente de la omnipresencia de los teléfonos inteligentes y sus aplicaciones.
Esperanzas para un futuro con tecnología-vida balanceada
Existen muchas causas que generan preocupación relacionadas al efecto corrosivo de los medios móviles, de la información y de la tecnología de comunicación asociadas con las vidas y con los cerebros. Al mismo tiempo, hay razones para pensar que se podrá crear una expectativa común para que estas tecnologías puedan apoyar, en lugar de generar aislamiento y depresión. Los seres humanos son capaces de cambio positivo y existen señales que se sobrevivirá a las amenazas que representan todos los hábitos negativos creados con los teléfonos inteligentes. Los cerebros humanos son increíblemente adaptables y habrá la capacidad de superar los retos de la Era Digital.
Sin embargo, existe una gran diferencia entre sobrevivir y progresar. Se necesita ser proactivos en lugar de reactivos para crear un alfabetismo digital para los hijos y para balancear la tecnología dentro de nuestras vidas. Se necesitan cerebros sanos y en su plenitud para tener la posibilidad de lidiar con los múltiples problemas que la sociedad enfrenta. La misma ciencia de los cerebros que informa sobre las consecuencias negativas del exceso de consumo de medios y de los hábitos perjudiciales asociados al teléfono inteligente también puede informar y educar, con recomendaciones concretas para aprovechar esos elementos positivamente en el futuro.
Se hace referencia a . La imagen es cortesía de Wikimedia.
Excelente artículo, en mi papel como madre ha sido todo un reto en esta era digital, tratando de equilibrar y poner límites, para que la pantalla no opaque la capacidad creativa e inventiva que se logra y estimula a través del juego, la lectura, la naturaleza. Que sus pensamientos y emociones no dependan de la pantalla y que ésta sólo sea un medio más de aprendizaje. Es muy importante, ser un padre presente, que escucha y guía para que este medio no se convierta en un vicio. Agradezco siempre sus artículos son interesantes en el mundo actual.