El ritmo de cambio en el mundo de los negocios se está acelerando y nadie está a salvo de la disrupción. Incluso, las recientes innovaciones en Inteligencia Artificial han dejado a muchos megacorporaciones temerosas de un destino similar al ocurrido a Kodak y Blockbuster, dos gigantes derribados por la revolución digital. Sin embargo, aun cuando se habla mucho de innovación, de mundo cambiante y de revolución del conocimiento, resulta que los estudios indican que los disruptores difícilmente llegan a ser megacorporaciones. Las empresas tradicionales y titulares en su área, comenzando con Walmart y General Motors, se están defendiendo y están contraatacando a los disruptores.

El libro “The Innovator’s Dilemma”, escrito en 1997 por Clayton Christensen es considerado fundamental en este campo y allí se comentó que las empresas titulares dudan en aplicar innovaciones radicales que puedan hacer sus productos más económicos o más convenientes. Esto se debe a que temen hacer mella en las ganancias de sus negocios actuales. En el medio de este revuelo tecnológico, esa actitud crea una apertura interesante para las nuevas empresas que no tienen ese tipo de compromisos. Sin embargo, en realidad las megacorporaciones estadounidenses han experimentado sorprendentemente poca competencia disruptiva en esta era de Internet. Las empresas titulares, lucen más seguras y parece que existen buenas razones para pensar que se mantendrán en una posición dominante.

La columna vertebral de Estados Unidos corporativo la conforman las 500 empresas de Fortune, en conjunto ellas representan una quinta parte de los empleos, la mitad de las ventas y dos terceras partes de las utilidades totales del país. La revista The Economist analizó la edad de cada empresa, tomando en consideración las fusiones y las escisiones que presentan un cuadro artificialmente joven del grupo. Solo 52 de las 500 empresas de Fortune nacieron después de 1990.  Esas incluyen a Alphabet, Amazon y Meta, pero no a Apple y Microsoft, que son titanes adultos contemporáneos. Solamente 7 empresas han sido creadas después que Apple lanzó el iPhone en 2007. Incluso, la tasa a la cual aparecen las nuevas megacorporaciones ha ido disminuyendo. En 1990 solo 66 empresas del Fortune 500 tenían treinta años o menos y desde allí la edad promedio ha pasado de 75 años a 90 años. Tratemos de ver las posibles razones para que esté ocurriendo esto.

Los sectores de la economía han sido afectados en forma diferenciada  

La revolución digital no ha sido tan revolucionaria en muchos sectores. Los sectores de comunicaciones, entretenimiento y comercio han sido profundamente impactados. Pero extraer petróleo del subsuelo o enviar electricidad a través de cables sigue siendo un esfuerzo muy similar al del pasado. Por otro lado, potenciales disruptores han sido desalentados o desanimados por los fracasos de emprendimientos de alto perfil como el de WeWork, dedicada a compartir espacio de oficina, la cual está al borde del colapso y Katerra, un unicornio que quebró después de tratar de redefinir el negocio de la construcción utilizando componentes prefabricados y menos intermediarios.

Las regulaciones, la escala y la inercia favorecen a las empresas titulares

Las empresas titulares han ganado tiempo por la inercia que ha limitado el ritmo de avance de los competidores:

  1. En el sector de servicios financieros en Estados Unidos, aun cuando el 65% de los estadounidenses usan la banca móvil, casi todos los bancos que utilizan son los tradicionales. Aquellos de estos bancos que están en el Fortune 500 tienen una edad promedio de 138 años. Esta adherencia de los clientes limita las posibilidades de escalar a los disruptores, antes que las empresas tradicionales imiten sus innovaciones. 
  • El laberíntico sistema regulatorio favorece a las grandes instituciones, con sus muy completos departamentos de compliance.
  • La situación es muy similar en el sector asegurador, también dominado por empresas titulares gigantescas como aig y MetLife.
  • Este patrón no está limitado al sector financiero. Walmart, el detallista más importante al inicio prácticamente ignoró el crecimiento del comercio por Internet. Sin embargo, el poderío financiero de Walmart y su inmensa base de clientes les díó la oportunidad de cambiar de rumbo. Hoy en día, solo Amazon vende más por Internet que Walmart.
  • El reciente desarrollo del negocio de vehículos eléctricos de Ford y General Motors provee otro ejemplo. Su enorme balance les permitió dedicar vastas cantidades de dinero para reinventar su negocio, en tiempos en los cuales se ha hecho más difícil conseguir capital para las nuevas empresas.

La capacidad de investigación y desarrollo de las empresas titulares  

La escala que manejan las empresas titulares permite crear una dinámica propia alrededor de la innovación. La realidad es que las grandes empresas – inclusive los monopolios – que impulsan la innovación, gracias a su habilidad de invertir grandes cantidades de dinero en investigación y desarrollo y de rápidamente monetizar avances a través sus clientes y operaciones pueden crear esa dinámica para sus innovaciones. Lo hacen por el eternamente presente temor a ser derrocados como líderes por las nuevas empresas.

  • Las megacorporaciones tecnológicas son una perfecta ilustración de esta realidad. Alphabet, Amazon, Apple, Meta y Microsoft invirtieron US$200.000 millones el año pasado en investigación y desarrollo, equivalentes al 80% de sus utilidades combinadas y al 30% de la inversión total de las empresas estadounidenses.
  • John Deere, la mayor empresa estadounidense de equipamiento agrícola, fundada en 1837, lideriza las innovaciones recientes en tractores sin conductor y en rociadores que utilizan Inteligencia Artificial para ubicar y eliminar malezas. Su ambición es lograr la automatización total de la agricultura para el 2030.
  • Las empresas titulares y los emprendedores frecuentemente tienen roles complementarios en la innovación. Es una “simbiosis David-Goliat”, donde las innovaciones radicales son generadas por innovadores independientes y son posteriormente realzadas por empresas establecidas. Las patentes generadas por las megacorporaciones son menos radicales y están más focalizadas en mejoras incrementales a productos y procesos existentes. Esta división del trabajo pudiera ayudar a explicar la razón por la cual muchas emprendimientos son adquiridos por firmas establecidas. La adquisición que hizo John Deere de Blue River en 2017 le proveyó la tecnología presente en los rociadores inteligentes, que entonces pudo vender a través de su vasta red de distribución.
  • En la última década el 74% de las “salidas” de capital riesgo ocurrieron a través de adquisiciones. 

Razones demográficas 

La falta de competitividad disruptiva corporativa en Estados Unidos está relacionada a razones demográficas.  Las empresas jóvenes son generalmente creadas por gente joven y entre 1980 y 2020 la proporción de la población estadounidense entre los 20 y 35 años cayó del 26% al 20%. En el mismo período la tasa de creación de nuevas empresas cayó de 12% a 8%. Un importante estudio realizado indicó que la disminución del crecimiento de la población representó un impacto del 60% en la ralentización del crecimiento de los negocios. El número de aplicaciones para nuevas empresas decayó en los primeros meses de la pandemia y creció a partir de finales del 2020. Esta explosión ha estado focalizada principalmente en los sectores de hospitalidad y el detal, que fueron fuertemente afectadas por la pandemia, pero posiblemente se aplacarán en la medida que disminuyan los ahorros familiares ampliados por la pandemia.

Se hace referencia a America’s corporate giants are getting harder to topple. La imagen es cortesía de Bing Image Creator.